acerca del diseño estratégico y el cambio de
paradigmas
about strategic design
and paradigm shift
Pilar Lara Cuenca
Universidad
Complutense de Madrid.
DOI: 10.5281/zenodo.7641674
………………………………….
Recibido: (28 diciembre 2022)
Aceptado: (30 diciembre 2022)
Publicado (31 diciembre 2022)
…………………………………
Cómo citar este artículo
Lara Cuenca, Pilar. (2022). Acerca del diseño estratégico y el cambio de paradigmas
. ASRI. Arte y Sociedad. Revista de investigación
en Arte y Humanidades Digitales., (22), 67-76.
Recuperado a partir de http://www.revistaasri.com/article/view/5334
Resumen
En este
trabajo se trata de contribuir a delimitar el ámbito de
actuación del diseño estratégico. Para ello se ha realizado una revisión de la
literatura existente, tomando como eje la relación del diseño con los sistemas
socioeconómicos.
El diseño
estratégico ha ido adquiriendo creciente notoriedad y relevancia desde
comienzos del siglo XXI como una de las nuevas especializaciones del diseño. La
visión sistémica (systems thinking) es
un marco
fundamental, facilitando los procesos de innovación al detectar
obsolescencias y puntos de palanca para el cambio.
El concepto
de “ventana de viabilidad” permite
visualizar que en todo sistema vivo existe una fluctuación constante entre
orden y desorden. Una mayor racionalización aumenta la eficiencia, pero también
la fragilidad. Mientras que mayor diversidad e interconectividad mejoran la
resiliencia, pero un exceso supone el riesgo de estancamiento. Este esquema resulta
también útil para visualizar el ámbito de actuación del diseño estratégico: en
el vector que lleva a la resiliencia se ubican los procesos divergentes y la
directriz de eficiencia comprende los procesos convergentes. Este ir y venir, este “trasiego” entre
lo convergente y lo divergente, tiene su correspondencia en la actuación del
diseño estratégico y sus metodologías de trabajo.
Palabras clave
diseño
estratégico; paradigmas socioeconómicos; teoría de sistemas; pensamiento
complejo; ventana de viabilidad o vitalidad.
Abstract
This paper
tries to help define the scope of action of strategic design. To this end, a
review of the existing literature has been carried out, taking as its axis the
relationship between design and socioeconomic systems.
Strategic
design has been acquiring increasing notoriety and relevance since the
beginning of the 21st century as one of the new design specializations. The
systemic vision (systems thinking) is a fundamental pillar, facilitating
innovation processes by detecting obsolescence and lever points for change.
The concept of
"viability window" allows us to visualize the constant fluctuation
between order and disorder in every living system. Further rationalization increases
efficiency, but also fragility. While greater diversity and interconnectivity
improve resilience, but too much risks stagnation. This scheme is also useful
to visualize the action of the strategic design: in the vector that leads to
resilience the divergent processes are located and the efficiency guideline
includes the convergent processes. This coming and going, this “transfer”
between convergence and divergence, has its correspondence in the performance
of the strategic design and its work methodologies.
Keywords
strategic
design; socioeconomic paradigms; systems theory; complex thinking; window of
viability.
Introducción. El diseño estratégico en un
mundo en crisis
El diseño y su papel en los sistemas humanos han ido
evolucionando en el tiempo y hoy día siguen siendo motivo de debate. Surgen
continuamente nuevas especialidades, ramas o “apellidos” del diseño. Uno de los
más recientes es el diseño estratégico, que aparece en los albores del siglo
XXI y ha ido creciendo en relevancia y notoriedad. Este trabajo investiga el
rol socioeconómico del diseño, adentrándose en el territorio de los sistemas de
producción, intercambio y distribución de bienes y servicios. Este escenario
aparentemente se aleja del eje central de los procesos creativos
característicos del diseño. No obstante, las organizaciones humanas son el
espacio natural de actuación del diseño y es crucial entender su imbricación
para ejercer la profesión.
El contexto
histórico actual de cambios acelerados (tanto económicos, políticos,
tecnológicos, sociales, científicos, medioambientales, etc.) es de tal
envergadura que se percibe como un entorno de gran incertidumbre e
inestabilidad. Para describir la realidad actual se utiliza una terminología
procedente de la jerga militar “entorno VUCA” (acrónimo de volatilidad,
incertidumbre, complejidad y ambigüedad[1]).
Estas crisis en las que nos vemos envueltos urgen la implementación de cambios
estructurales para evitar escenarios indeseados. En
este contexto cabe preguntarse cuál es el papel de las disciplinas creativas,
en concreto del diseño estratégico, para contribuir al necesario cambio de
paradigma que permita la viabilidad de la vida humana en La Tierra.
Esta investigación
consiste en una revisión de la literatura existente con el objetivo de
contribuir a delimitar y conformar el ámbito de actuación del diseño
estratégico. Todo ello tomando como eje la relación del diseño con los sistemas
socioeconómicos. Como punto de partida, se ha verificado en qué medida existe
una formalización del diseño como disciplina académica. Se han rastreado las
diferentes formulaciones o definiciones de diseño, observando su evolución a lo
largo del tiempo y en qué punto se encuentra el debate en el momento presente. En
cuanto al diseño estratégico, se han buscado las fuentes de la utilización de
esta terminología y sus definiciones. Así como la implementación de esta nueva
especialidad del diseño. Por otro lado, se ha explorado el posicionamiento de
profesionales del diseño estratégico, para encontrar los ejes ideológicos que
marcan su tarea. Además, se ha investigado en la
relación del pensamiento sistémico (systems
thinking) y el diseño estratégico. Relación que
ya se preveía estrecha y rica en conexiones.
1. El ámbito del
diseño estratégico
El diseño
como disciplina permanece hoy en día en un proceso abierto de conformación. El
momento presente de grandes cambios socioeconómicos contribuye a que los
intentos de delimitarlo como disciplina no hayan logrado concretar de una
manera clara su alcance y su terminología. El sistema establecido por La UNESCO
como Nomenclatura Internacional Normalizada para los campos de Ciencia y
Tecnología[2]
es el utilizado de manera generalizada en la ordenación de proyectos de
investigación. Dentro de esta clasificación el diseño aún no figura como
disciplina académica diferenciada. Por otra parte, conviene tener en cuenta que
la pretensión de que el diseño constituya una disciplina académica no es
compartida de manera homogénea por el colectivo. Hay profesionales del diseño
que señalan que la creación de disciplinas en las estructuras burocráticas de
las universidades propicia su “osificación”. Lo cual redunda en que el diseño
sea menos flexible y por tanto menos capaz de adaptarse a nuevos contextos y
mantener su dinamismo y rápida evolución.
Examinando la literatura existente, no se percibe de
manera general entre quienes teorizan y ejercen la profesión del diseño la
intención de delimitar el campo de actuación. Por el contrario, es más
frecuente encontrar voces que reclaman que se amplíe el área de influencia del
diseño para intervenir en diferentes etapas de los proyectos. Es el caso de Victor Papanek (2014), que afirma
que “todo intento dirigido a aislar el diseño, a convertirlo en una entidad por
sí misma, va en contra del valor intrínseco del diseño en cuanto a matriz
primaria subyacente de la vida” (p. 28). Este mismo autor propone una
definición: “Diseño es el esfuerzo consciente para establecer un orden
significativo” (ídem).
También
Herbert Simon en 1968 propiciaba una definición
amplia: "Diseña todo aquel que piensa en formas de actuar dirigidas a
cambiar las situaciones existentes por otras preferidas". (Simon, 1996, como se cita en Pelta, 2015, p. 25). Con esta
definición Simon abre paso a una dimensión ética del
diseño, a la que también alude Bruno Latour (2008) cuando afirma:
La ventaja
decisiva del concepto de diseño es que implica necesariamente una dimensión
ética que está ligada a la cuestión obvia del buen diseño frente al mal diseño.
Más exactamente, es como si la materialidad y la moralidad finalmente se
fusionaran (p. 5) [traducción propia].
En esta misma
línea de pensamiento Andrea Branzi enunciaba en 1992
con rotundidad que: “El corazón del diseño no es el objeto único, sino una
ecología del mundo entero” (Branzi, como se cita en Margolin, 2005, p. 39). Abundando en la opinión de que el
diseño se encuentra en un proceso abierto de conformación, Richard Buchanan señalaba:
Ninguna
definición de diseño cubre adecuadamente la diversidad de ideas y métodos
reunidos bajo dicha etiqueta. De hecho, la variedad de investigaciones
reportadas en conferencias, artículos de revistas y libros sugiere que el
diseño continúa expandiéndose en significados y conexiones, revelando
dimensiones inesperadas tanto en su práctica como en su comprensión. (Buchanan,
1992, p. 5) [traducción propia].
La tarea de
dibujar un esquema con los campos de actuación del diseño contemporáneo es
cuanto menos ardua. En medio de una gran profusión de terminologías, el punto
común del diseño podría estar en lo que Ezio Manzini
(2015, p. 40) denominaba el “modo característico del diseño” en el que se
combinan el sentido crítico, la creatividad y el sentido práctico.
En lo que
respecta al diseño estratégico, para definirlo y delimitarlo podemos centrarnos
en el enfoque propuesto por el proyecto finlandés “Helsinki Design Lab”. En esta
institución se desarrolló entre los años 2009 y 2013 una amplia base de investigación
teórica y práctica, y se identificaron tres competencias clave del diseño
estratégico:
- El enfoque
integrador natural del diseño y que permite a sacar a la luz la compleja red de
relaciones entre gente, organizaciones y objetos.
- La habilidad
de representar visualmente para comunicar relaciones complejas, incluso
contradictorias, que serían difíciles o imposibles de explicar a través solo de
textos y números.
- y la
Administración o gestión. de los procesos de cambio, aportando sus competencias
para identificar, testear e implementar soluciones duraderas.
(Helsinki
Design Lab, s. f.) [traducción propia]
2. Posicionamiento
profesional del diseño estratégico
Del análisis
del discurso ideológico de profesionales del diseño estratégico surgen dos
líneas claras:
- El
Humanismo, que subraya la capacidad de las personas de actuar sobre el mundo
con intención de mejorar o progresar y que desemboca en un compromiso con el
“diseño centrado en las personas, en la sociedad y en el planeta”.
- Y el
pensamiento o visión sistémica, que ha supuesto un punto de inflexión en la
superación de posturas estáticas o deterministas.
Es importante
señalar la consideración de las empresas (y de las organizaciones humanas en
general) como puntos de palanca para transformar paradigmas económicos y
sociales. El diseño estratégico actúa en este sentido como catalizador de
procesos de cambio e innovación.
3. Systems Thinking y cambios de paradigma
En torno a la segunda mitad del siglo XX surge la
Teoría General de Sistemas, de la mano de Ludwig Von
Bertalanffy y el concepto de pensamiento complejo desarrollado entre otras
personas por Edgar Morin. En ambos planteamientos se pretende comprender la
totalidad de un sistema, la relación entre sus elementos y su funcionamiento.
El punto de vista sistémico permite detectar puntos sensibles al cambio e
identificar bucles de realimentación y de compensación.
La teoría de
sistemas se ha asentado como marco conceptual de base en diversas áreas de
conocimiento, especialmente relevante para las disciplinas sociales. Y ha sido
acogido por el sector profesional del diseño de manera generalizada.
Dentro de la
teoría de sistemas aplicada a los sistemas sociales, el concepto de paradigma
ayuda a entender los esquemas que sustentan una determinada cultura. Según
Thomas Kuhn los paradigmas constituyen “una completa constelación de creencias,
valores y técnicas compartidas por los miembros de una determinada comunidad”
(Kuhn, 1970, p. 175 [traducción propia]). Son las reglas del juego adoptadas
por los colectivos humanos para poder cooperar de manera flexible y efectiva
entre grupos numerosos.
4. Crecimiento, decrecimiento,
equilibrio
“La economía capitalista moderna ha de aumentar
constantemente la producción si tiene que sobrevivir, de la misma manera que un
tiburón ha de nadar continuamente para no ahogarse.” Yuval
Noah Harari (2015, p. 381). Probablemente uno de los paradigmas que con más
fuerza conforma el sistema socioeconómico global actual es el del crecimiento
constante. La corriente de pensamiento que cuestiona este paradigma se ha
aglutinado en torno al término “decrecimiento”. Carlos Taibo, uno de sus
promotores, señala que la elección del término tiene un sentido de provocación:
contesta la creencia arraigada de que el crecimiento económico es la panacea de
todos los bienes.
Carlos Taibo
explica el alcance del planteamiento:
A menudo me
encuentro con personas que interpretan que el decrecimiento es, sin más, un
proyecto de cambio individual que aspira a reducir los consumos y estimular la
vida social. Es mucho más que eso: propone, por ejemplo, rebajar el peso de los
sectores de la economía que están en el origen de la expansión de la huella
ecológica, reducir el tamaño de la mayoría de las infraestructuras, recuperar
la vida local, abrir espacios de autonomía des-mercantilizados, repartir el
trabajo y expandir las prácticas autogestionarias en un escenario de
redistribución de la riqueza. Reclama, en otras palabras, salir del capitalismo
sobre la base de la convicción de que podemos vivir mejor con menos. (Taibo,
2012).
En 2015, Luis y Manuel Picazo Casariego dirigieron
el documental Decrecimiento, del mito de la abundancia a la simplicidad
voluntaria. En la película recogen las principales argumentaciones y voces
del movimiento pro-decrecimiento. Además, aportan una interesante apreciación
según la que, como sociedad, hemos incurrido en la principal falta moral de la
Grecia clásica: “la desmesura, el desprecio hacia el espacio ajeno y la falta
de control para limitar nuestros impulsos. Nuestra sociedad ha caído en la hibris[3].”
(Picazo Casariego y Picazo Casariego, 2015, 1:16’:50’’).
Entre las
numerosas voces que están tratando de proponer alternativas para salir del
atolladero del paradigma del crecimiento hay muchas mujeres economistas. Ellas
están teniendo cada vez más autoridad y visibilidad en un ámbito
tradicionalmente masculinizado y sus propuestas muchas veces suponen una mirada
fresca y renovadora que supera los estereotipos de la sociedad patriarcal. La
reconocida economista venezolana Carlota Pérez promueve desmaterializar el
crecimiento reduciendo la producción física y multiplicando los servicios y los
intangibles. Esta autora mantiene una visión optimista en la que:
[...] la
combinación de las tecnologías de información y comunicación (TIC) con un
contexto globalizado donde se requiere crecimiento sostenible, apunta hacia un
futuro en el cual lo que llamo “crecimiento sostenible inteligente” es
probablemente la única dirección capaz de propiciar la próxima Época de Oro.
Otros autores [sic] han puesto de relieve cómo las tendencias hacia la “desmaterialización”
y la “ingravidez” de la economía, que podrían apoyar esta afirmación, apuntan
ya en esa dirección. (Carlota Pérez, 2017, p. 3).
Planteamientos
similares, por novedosos que puedan parecer, fueron ya propuestos por John
Stuart Mill en 1857 que hablaba de un estado de equilibrio en el que:
Apenas es
necesario señalar que una condición estacionaria de capital y población no
implica un estado estacionario de mejora humana. Habría tanto campo como
siempre para todo tipo de cultura mental y progreso moral y social; tanto espacio
para mejorar el Arte de Vivir y mucha más probabilidad de mejorarlo. (Mill,
1965, p. 754) [Traducción propia].
5. Ventana de
viabilidad y diseño estratégico
Uno de los hallazgos más singulares de esta
investigación es el concepto de “Ventana de viabilidad o de vitalidad”, que
surge en el estudio de la dinámica de los sistemas vivos. Este esquema es útil
también para visualizar la actuación del diseño estratégico y sus metodologías
de trabajo.
Sus autores
explican que “Los sistemas que perduran, es decir, son sostenibles, fluctúan en
equilibrio dinámico en un rango entre dos polos de orden y desorden,
rendimiento eficiente y resiliencia adaptativa” (Lietaer,
Ulanowicz, Goerner y
McLaren, 2010, p. 91) [traducción propia].
Figura 1.
Adaptado y
traducido de: (Lietaer, Ulanowicz,
Goerner y McLaren, 2010). Ventana de
viabilidad o vitalidad de los ecosistemas vivos.
Tal como se
observa en la figura, en la medida en que un sistema aumenta su eficiencia y
racionalización también se hace más rígido y frágil. En el otro extremo, una
mayor diversidad e interconectividad mejoran la resiliencia (capacidad de
adaptación ante cambios bruscos), pero un exceso conduce al estancamiento. Este
esquema invita a una nueva concepción de cultura como una actividad constante
de ordenar, desordenar y reordenar. Nos encontramos constantemente frente a una
tensión dinámica entre abstracción y realidad. Los seres humanos construimos
modelos que nos ayudan a entender la realidad y nos permiten comunicarnos para
cooperar y aprovechar eficazmente la experiencia de otras personas. Son
vectores con dos polos: orden frente a libertad, o disciplina frente a
creatividad, que no tienen una frontera precisa, sino que se vinculan como un continuum.
Cualquier desequilibrio excesivo hacia uno de los polos provoca un movimiento
compensador del otro lado. Tratar de elegir uno de los dos es errar. Comprender
los sistemas complejos pasa por visualizar la danza fluida entre estabilidad y
adaptabilidad. (Mol, 2010, p. 260).
Esta dinámica
es percibida por numerosos autores, como Schumacher:
Podríamos
asociar muchas más parejas de contrarios con este par básico de orden y
desorden. La centralización es principalmente una idea de orden; la
descentralización, de libertad. El hombre [sic] de orden es típicamente el
contable y, generalmente, el administrador, mientras que el hombre de libertad
creadora es el emprendedor. El orden requiere inteligencia y conduce a la
eficacia, mientras que la libertad exige y abre la puerta a la intuición, y
conduce a la innovación. (Schumacher, 1973, p. 253).
6. El diseño
estratégico como catalizador de transformación
La época
histórica actual presenta síntomas de un sistema alejado del equilibrio, con
una estructura obsoleta que requiere ser tejida de nuevo. Esta es la
característica de la sociedad contemporánea que Zygmunt Bauman describió como “modernidad
líquida” (Bauman, 2000, p. 2).
El
funcionamiento de las enzimas en los seres vivos puede tomarse como imagen
comparativa para entender el papel del diseño en las organizaciones humanas:
estas moléculas no son imprescindibles para que se produzcan determinadas
reacciones químicas, pero sí son capaces de catalizar y acelerar los procesos. El
esquema de la ventana de viabilidad también representa el ámbito de actuación
del diseño estratégico. Los procesos divergentes se ubican en el vector que
lleva a la resiliencia (el cuestionamiento, la revisión de categorías, la
percepción abierta, lo diverso, el desorden, el establecimiento de nuevas
conexiones, etc.). Y los procesos convergentes se encuentran en la directriz de
la eficiencia/racionalización. Entre estos últimos están la creación de
modelos, mapas o categorías; en
definitiva, la construcción de metodologías y paradigmas compartidos.
Los seres humanos poseemos una gran
sensibilidad para reconocer los sistemas vivos que fluctúan entre orden y
desorden. De manera intuitiva buscamos esquemas conocidos para podernos
desenvolver, pero necesitamos también la tensión que provoca lo nuevo, lo
desafiante, lo dinámico. En ese punto es donde se produce el aprendizaje, el
arte, el juego. Y ese constituye también el territorio natural del diseño. El
colectivo del diseño estratégico reconoce determinados rasgos identificativos
de su labor: la mirada artística (que supone el uso de la intuición para
percibir lo difuso o inconcreto y ser capaz de realizar un ejercicio de síntesis
que abarca en sí mismo la totalidad); un nivel de empatía alto (que redunda en
la vocación de servicio y la disposición a entender los problemas de otras
personas); y la motivación y disposición a la acción. En la actuación del
diseño estratégico subyace el cuestionamiento del objetivo de crecimiento
constante de las organizaciones humanas. Surgen otras formulaciones de la
finalidad o propósito de una colectividad, como son la capacidad de perdurar,
el legado, el desarrollo y el florecimiento humano. El diseño estratégico contribuye a una buena gestión de la
creatividad y a promover la innovación, dirigiendo la búsqueda colectiva de
nuevas maneras de tejer, destejer y retejer la realidad de los
sistemas humanos.
Conclusión
La familia profesional del diseño es
amplia, diversa y está en un proceso abierto de conformación. Con todo, el
diseño aún no está reconocido formalmente como disciplina académica. El diseño
opera en el territorio de lo artificial, que comprende desde artefactos físicos
hasta constructos culturales. Dentro de este escenario, el diseño estratégico
supone una ampliación conceptual en la que además de dar respuesta a un
problema concreto (lo que se denomina “diseño táctico”), existe una fase previa
de reformulación del problema.
El punto de vista de la teoría de
sistemas y el pensamiento complejo son fundamentales para entender el momento
presente de conceptualización del diseño. El diseño estratégico actúa como
catalizador de procesos de transformación en las organizaciones humanas. Pone
el acento en revelar y explicitar los paradigmas que subyacen a un determinado
contexto para eventualmente plantear alternativas.
La ideología humanista es otro de los
ejes principales con los que se identifica el colectivo del diseño estratégico,
tratando de encontrar soluciones a los problemas de las organizaciones
manteniendo en todo momento el compromiso con las personas, la sociedad y el
planeta. El pensamiento sistémico que acompaña al diseño estratégico propicia
que los indicadores de rendimiento financiero y el objetivo de crecimiento
constante se sustituyan por otras metas, como el desarrollo, el florecimiento,
la perdurabilidad, etc.
El esquema de ventana de viabilidad
ayuda a visualizar cómo todo sistema vivo logra perdurar si se mantiene en un
determinado rango de equilibrio dinámico en el que actúan fuerzas contrarias y
compensatorias: una se dirige hacia la racionalización y la eficacia y la otra
hacia la diversidad y la resiliencia. De igual modo las metodologías del diseño
estratégico conllevan un trasiego entre lo convergente y lo divergente, un
constante ordenar, desordenar y reordenar. Dicho de otro modo: la acción del
diseño estratégico propicia la transformación, los cambios de paradigmas y es
generadora de cultura.
Referencias bibliográficas
Bauman, Z. (2000). Liquid modernity. Polity Press.
Bertalanffy, L. V. (1989). Teoría general de los sistemas. fundamentos, desarrollo, aplicaciones (7.a reimpresión.) Fondo de Cultura Económica.
Buchanan, R. (1992). Wicked Problems
in Design Thinking. Design Issues, 8(2), 5-21. http://doi.org/10.2307/1511637
Fiksel, J. (2015). Resilient by
Design: Creating Businesses That Adapt and Flourish in a Changing World. Island Press.
Harari, Y. N. (2015). Sapiens. De animales a dioses: Breve historia de
la humanidad. Debate.
Helsinki Design Lab.
(s. f.). (2020). What is strategic design? http://helsinkidesignlab.org/pages/what-is-strategic-design.html
Kuhn, T. S. (1970). The Structure of Scientific Revolutions (2.a
ed.). The University of Chicago Press.
Lara Cuenca, M.P. y Cuevas Riaño, M. M.
(2021). El diseño
estratégico frente a los cambios de paradigmas socioeconómicos en los sistemas de producción,
intercambio y distribución de bienes y servicios:
posicionamiento profesional (tesis doctoral). Universidad Complutense de Madrid.
Latour, B. (2008). A Cautious Prometheus ? A Few Steps Toward a
Philosophy of Design: With Special Attention to Peter Sloterdijk
pp. 2-10. Universal Publishers. https://hal-sciencespo.archives-ouvertes.fr/hal-00972919
Lietaer, B., Ulanowicz,
R. E., Goerner, S. J. y McLaren, N. (2010). Is Our Monetary Structure a Systemic Cause for Financial Instability?
Evidence and Remedies from Nature. Journal of Futures Studies, 14(3),
89-107. https://jfsdigital.org/wp-content/uploads/2014/01/143-E02.pdf
Manzini, E. (2015). Cuando todos
diseñan. Una introducción al diseño para la innovación social. Experimenta.
Margolin, V. (2005). Las
políticas de lo artificial (1.a ed.). Editorial Designio.
Meadows, D. H. (s. f.). Leverage Points: Places to Intervene in a
System. The Academy for Systems Change. http://donellameadows.org/archives/leverage-points-places-to-intervene-in-a-system/
Mill, J. S. (1965). Principles of Political Economy. En
V. W. Bladen y J. M. Robson (Eds.), Collected Works of John Stuart Mill.
University of Toronto Press.
Mol, A. (2010). Actor-Network Theory: sensitive terms and enduring
tensions. Kölner Zeitschrift für Soziologie und Sozialpsychologie. Sonderheft, 50, 253-269. https://hdl.handle.net/11245/1.330874
Morin, E. (1994). Introducción al pensamiento complejo. Gedisa S.A.
Papanek, V. J. (2014). Diseñar
para el mundo real. Ecología humana y cambio social (2.a ed.). Pollen edicions.
Pelta, R. (2015). Diseño para el bien social. Perspectivas y enfoques
contemporáneos. En 6o encuentro BID centros iberoamericanos de enseñanza de diseño.
Comunicaciones y Foro I+D+i+d. pp. 24-29. DIMAD. http://bid-dimad.org/sextoencuentro/wp-content/uploads/2017/04/Publicacion_6encuentroBID.pdf
Pérez, C. (2017, abril). La Transición al Crecimiento Sostenible
Digital: Las Lecciones de la Historia. http://carlotaperez.org/downloads/pubs/Crecimiento%20Digital.pdf
Picazo Casariego, L. y Picazo Casariego, M. (2015). Decrecimiento, del
mito de la abundancia a la simplicidad voluntaria [Película].
Documental, GUMROAD. Recuperado a partir de
https://documentaldecrecimiento.com/descarga-2/
Senge, P. (2014). Systems Thinking for a Better World [Grabación de vídeo]. Aalto University. Recuperado a partir de
https://youtu.be/0QtQqZ6Q5-o
Schumacher, E. F. (1973). Lo pequeño es hermoso. Madrid: Ediciones
Akal, S. A.
Simon, H. A. (1996). The Sciences of the Artificial (3.a ed.). Cambridge, Mass.: MIT Pr.
SKOS: Nomenclatura de Ciencia y Tecnología de la UNESCO. (s. f.).
Recuperado febrero 28, 2021, a partir de https://skos.um.es/unesco6/
Taibo, C. (2012, noviembre 21). Sobre la propuesta del decrecimiento.
nuevo DESorden - web de CARLOS TAIBO. https://www.carlostaibo.com/articulos/texto/?id=452
BIO
Ha trabajado en el estudio
de diseño gráfico Manuel Estrada Design (Premio
Nacional de Diseño). Ha sido profesora de diseño en la Escuela de Arte de
Toledo y en la Escuela de Arte n.10 de Madrid. Recibió una beca dentro del
programa COMETT, para trabajar en el Centro Europeo dell’Educazione
en Roma, Italia donde estuvo 2 años viviendo y trabajando.
[1] En inglés: Volatility, Uncertainty, Complexity y Ambiguity.
[2] https://skos.um.es/unesco6.
[3]
La concepción de la hibris como falta
determina la moral griega como una moral de la mesura, la moderación y la
sobriedad, obedeciendo al proverbio pan metron,
que significa literalmente “la medida en todas las cosas”, o mejor aún “nunca
demasiado” o “siempre bastante”. (https://es.wikipedia.org/wiki/Hibris).