primeras
incursiones de pablo picasso en las nuevas
tecnologías de principios del siglo xx. el cinematógrafo napoleón de barcelona como paradigma
pablo picasso´s first incursions into the new
technologies of the early twentieth century: the barcelona
napoleon cinematograph as a paradigm
http://zenodo.org/10.5281/zenodo.7644542
Laura Franco Carrión
Universidad de Málaga
………….……………
Recibido: 29 10 2021
Aceptado: 27 11 2021
Publicado: 22 12 2021
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Cómo citar este artículo
Franco Carrión, Laura. (2021). Primeras incursiones
de Pablo Picasso en las nuevas tecnologías de principios del siglo XX: el
cinematógrafo Napoleón de Barcelona como paradigma.
ASRI. Arte y
Sociedad. Revista de Arte y Humanidades Digitales (20), 36-51
Recuperado de
https://revistaasri.com/article/view/4734
Resumen
A lo largo de este artículo nos
acercaremos a las primeras incursiones de Pablo Picasso en las nuevas
tecnologías de principios del siglo XX. Como ejemplo representativo de estos
nuevos métodos tecnológicos de la época, analizaremos la relación que se estableció
entre Pablo Picasso y el cine, a través del estudio concreto de los vínculos
que se instauraron entre el artista y Cinematógrafo Napoleón de Barcelona,
durante su juventud. A partir de aquí, valoraremos qué grado de influencia
ejerció el cine en la obra temprana de Pablo Picasso mediante el cotejo de
diversos datos y testimonios recopilados de autores como Roland Penrose, Pierre
Cabanne, Pierre Daix, Palau
i Fabre o John Richardson, entre otros, que señalan conexiones relevantes entre
determinadas películas proyectadas en Barcelona durante los primeros años del
siglo XX en el Cinematógrafo Napoleón y algunas obras de Picasso realizadas en
el mismo periodo. Partiendo de todas estas referencias, examinaremos la llegada
del cine como uno de los avances científicos más novedosos de principios del
siglo XX, y pondremos en valor el influjo de esta nueva ciencia en la obra
temprana de Picasso. Situando los hechos anteriormente descritos como
antecedentes, también estableceremos nexos entre el cine de principios del
siglo XX y el desarrollo del cubismo de Pablo Picasso.
Palabras clave
Pablo Picasso, Cinematógrafo Napoleón,
cine, nuevas tecnologías, principios del siglo XX, cubismo.
Abstract
In
this paper, we approach Pablo Picasso's first contact with the new technologies
from the beginning of the 20th century.
As a representative example of these new technological methods of the
time, we will analyze the relationship that was established between Pablo
Picasso and cinema, through the concrete study of the links established between
the artist and Cinematographer Napoleon of Barcelona, during his youth. From here, we will assess
the degree of influence that the cinema exerted on the early work of Pablo
Picasso by comparing different data and testimonies collected from authors such
as Roland Penrose, Pierre Cabanne, Pierre Daix, Palau i Fabre or John
Richardson, among others. All this points out relevant connections between
certain films projected in Barcelona during the first years of the 20th century
at the Napoleon Cinematographer and some works by Picasso made in the same
period. Based on all these references, we examine the arrival of cinema as one
of the most innovative scientific advances of the early twentieth century; and
we consider the influence of this new science on Picasso´s early works. Placing
the events described above as antecedents, we also link the cinema of the early
twentieth century and the development of Pablo Picasso's Cubism.
Keywords
Pablo Picasso,
Napoleon Cinematographer, cinema, new technologies, early 20th century, Cubism.
1.
Introducción
1.1.
El joven Picasso y el cine
En la primavera de 1895 los
Ruiz-Picasso abandonaron Galicia para establecer su nueva residencia en
Barcelona. Varios años antes, en 1891, la familia se había trasladado desde
Málaga a La Coruña, donde Don José venía desempeñando su trabajo como profesor
de dibujo en el Instituto da Guarda. El traslado de Coruña a Barcelona pudo
hacerse efectivo tras el intercambio de plazas que realizaron Don José Ruiz
Blasco, padre de Picasso, y el artista gallego Román Navarro que pasaría a
ocupar el puesto de director del instituto coruñés mientras que Don José
ostentaría un puesto menos importante pero mejor pagado en Barcelona.
Figura.1. Pablo Picasso, 1896. Autorretrato (Museu
Picasso, Barcelona). (Izda). Figura.2. Pablo Picasso, 1898. Cabeza de Pallarès (Museu Picasso, Barcelona).
Don José, tenía motivos de peso para
desear un cambio vital, nunca llegó a adaptarse completamente a la Coruña y su
hija Conchita había muerto prematuramente en enero del mismo año en que se
produjo el traslado a Barcelona. Cuando Pablo Picasso llegó a la Ciudad Condal
contaba con 14 años. Allí realizó el examen de ingreso en la misma institución
en la que trabajaría su padre, la Escuela de Bellas Artes de la Llotja, donde permaneció estudiando hasta 1897. En la
Escuela de Bellas Artes de Barcelona conoció al estudiante catalán Manuel
Pallarès i Grau, con el que rápidamente entablaría amistad. A pesar de la
diferencia de edad que existía entre ambos, Pallarès era varios años mayor que
Picasso, juntos compartirían vivencias tanto en la Escuela de Bellas Artes como
en las calles de Barcelona, en las cuales se aglutinaban todo tipo de
actividades de ocio, así como nuevos acontecimientos dignos de la ciudad
moderna en la que se estaba transformando.
Como describe John Richardson (1995) en
el primer tomo de su extensa biografía sobre Picasso, “En la época en que los
Ruiz Blasco llegaron a Barcelona, Cataluña se había convertido en la región más
industrializada y moderna de España” (p.61). Pallarès también desarrolló su
carrera como pintor, aunque con un estilo academicista y fiel a la tradición,
al contrario que Picasso, que pronto se adentraría en las nuevas vanguardias. La
amistad entre ambos adquiere un protagonismo relevante en la vida de Picasso
principalmente en su etapa de juventud, constituyéndose como uno de sus
compañeros inseparables de esta época, aunque esta amistad se prolongaría hasta
la muerte de Picasso en 1973.
Durante aquellos años estudiantiles
descubrirían juntos, a través de innumerables paseos, los encantos de las
Ramblas, los teatros, cafés y bares entre los que se encontraba el exótico y
atrayente cabaré Edén Concert que tanto gustaba a
Picasso. Acudirían también, según los indicios hallados, a sus primeras
proyecciones cinematográficas. Algunos años después, en 1898, Pallarès
invitaría a Pablo a aquel inolvidable viaje a Horta de Ebro, hoy conocida como
Horta de San Joan, en Terra Alta, Tarragona, del que Picasso nunca se olvidó y
que tanto le reportó personal y artísticamente. “Todo lo que sé, lo aprendí en el pueblo de
Pallarès” (Richardson, 1995, p.99), diría años después Picasso.
2. Desarrollo de la
investigación
2.1. Barcelona y el cine Napoleón
El análisis de los primeros años de
juventud de Pablo Picasso y de las vivencias que experimentó en esta etapa,
cobran especial importancia en nuestro trabajo ya que hemos podido acceder a
diversos testimonios que apoyan la teoría de que Picasso asistía al cine desde
muy temprana edad, precisamente durante sus estancias en Barcelona y junto a
sus amigos Pallarès, Sabartés y muy probablemente Casagemas. Los datos recopilados, también apuntan hacia la
posible influencia de estas primeras películas visionadas, en determinadas
obras juveniles del artista.
En 1896, Don José accedió a la petición
de su hijo y alquiló para él y para Pallarès el primer estudio de los muchos
que tuvo Picasso. Lo inauguró abordando una obra de gran formato llamada La
carga de la bayoneta, actualmente desaparecida. Para inspirarse contaba con la
pintura más importante de la época, La batalla de Tetuán (1863) de Mariano
Fortuny y también con noticias e ilustraciones que se publicaban en la prensa
sobre la guerra de Cuba.
Estas influencias, sin embargo, van más
allá, como así nos lo indica Richardson (1995):
Puede que Pablo también contase con
otra fuente de inspiración: el cine. La primera proyección cinematografía en
Barcelona tuvo lugar el día 4 de diciembre de 1896, cuando dos fotógrafos
barceloneses, los hermanos Fernández (apodados «Los Hermanos Napoleón», debido al
Cinematógráfico Napoleón, donde se proyectaron las
películas) exhibieron varias películas cortas, entre ellas la ovacionada La
carga de la caballería. (p.79)
Figura. 3 y 4. (Izquierda). Pablo
Picasso, 1899-1900. Retrato de Casagemas. (Museu Picasso, Barcelona). (Derecha).
Picasso, 1896. Escena bélica (Museu Picasso,
Barcelona).
En este caso, aunque
Richardson nos indique el nombre exacto de una de películas que formaron parte
de esa primera exhibición en el Cinematógrafo Napoleón de Barcelona, esta
aportación carece de una cita que nos desvele la procedencia del dato o la
fuente de donde lo extrajo, quizá lo obtuviera de Palau, quien menciona que en
la primera sesión del Cinematógrafo Napoleón “se exhibieron, entre otros
cortometrajes, Puerta del Sol y Carga de Coraceros”, (Palau i Fabre, 1980,
p.117). El autor menciona a la revista de fin de siglo Lo Teatro Catalá, como
fuente de dicha información.
Debemos decir que tras
cotejar las referencias aportadas por Richardson y Palau en el Catalogue
Lumière y con las únicas pistas que nos proporcionan los títulos que nos
indican estos autores, además de la fecha en la que debieron ser proyectadas,
1896, no hemos encontrado ningún trabajo de los Hermanos Lumière que se
denomine concretamente así. Sin embargo, los indicios hallados nos han
permitido rescatar varios datos que podrían servir como nexo entre esas
primeras proyecciones cinematográficas llevadas a cabo en Barcelona y los
trabajos realizados por Picasso durante los mismos años. Como ejemplo de estas
obras juveniles, Richardson habla del cuadro La carga de la bayoneta, así como
de determinados apuntes procedentes de un cuaderno de dibujos en los que se
pueden apreciar varias escenas de batalla, entre ellas, Escena bélica.
A través de los numerosos
estudios realizados por la Historiadora del cine e investigadora principal del
Laboratorio de Investigación Audiovisual de la Universidad de Barcelona, Palmira
González López, entre los que se encuentra el artículo “Los inicios del cine en
España (1896- 1909). La llegada del cine, su expansión y primeras
producciones”, podemos saber que “el cine se hizo eco de las guerras coloniales
del desastre del 98” y que “las recaudaciones de las primeras sesiones del
Cinematógrafo Lumière en los estudios Napoleón, concretamente las realizadas en
diciembre de 1897 fueron en beneficio de los heridos de la guerra de Cuba”
(González López, 2005, p.17). La guerra de Cuba es una de las referencias que
aporta Richardson al hablar de las posibles influencias que pudo asimilar el
artista para abordar estas obras juveniles.
Nos resulta interesante constatar cómo, al igual que
las publicaciones e ilustraciones que aparecían en la prensa de la época, el
cine, a través de estas primeras filmaciones, se encargó de ofrecer sus propios
“reportajes de guerra”, desempeñando con ello el papel de noticiaros. Estos
primeros reportajes también eras susceptibles de incluir manipulaciones en sus
escenas para “informar” con una intencionalidad concreta, a través del montaje,
tal y como ocurre en la actualidad.
El artículo anteriormente
citado, nos desvela más datos sobre el “primer cine” en España: cuando el cine
empezó a florecer en nuestro país, “en varias ciudades españolas hubo sesiones
del “Wargraph”, sistemas de proyección inicialmente
especializados en documentales sobre la guerra” que incluían películas como
Desembarque de las tropas llegadas de Cuba (Barcelona) o Carga de la caballería
española a la norteamericana en Santiago de Cuba (González López, 2005, p.17).
El título de esta última película encaja con la referencia aportada por
Richardson, sin embargo, acudiendo de nuevo al Catalogue Lumière, la pista se
pierde ya que en dicha fuente no consta ningún filme con esos títulos
concretos.
Sin embargo, en este
catálogo sí existe constancia documental de numerosas películas rodadas por los
Lumière que giran en torno a las temáticas de “desembarcos”, “desfiles de
regimientos”, “ejercicios de disparos con artillería” o “cargas de caballería”,
la mayoría realizadas en años cercanos a 1896, pero algunas de ellas también
filmadas durante 1896. Podemos citar como ejemplo Défilè
du génie (1896) en la cual se nos muestra la
salida de un regimiento de ingenieros españoles del cuartel del Príncipe Pío
para embarcar en Cádiz rumbo a la campaña de Cuba o Lanciers
de la reine, charge (1896).
Otra de las películas que
gira entorno a estas temáticas, también presentes en algunas de las obras
tempranas de Picasso es Lanciers de la
reine, défilè (1896). Precisamente la filmación
de este desfile de lanceros de la Reina en Madrid formó parte de la primera
proyección que se realizó en el cinematógrafo Napoleón. Así nos lo indican
diversos testimonios entre los que se encuentran el valioso texto de Francesc
Miquel i Badia publicado en el Diario de Barcelona el 22 de diciembre de 1896
titulado De Daguerre al cinematógrafo.
Figuras 4 y 5. Hermanos Lumière, 1896. Lanciers de la
reine, charge, a la izquierda y Lanciers
de la reine, défilè, a la derecha, (Catalogue
Lumière).
La descripción concisa y
apasionada que nos ofrece el propio Miquel i Badia en este artículo nos da a
entender que él mismo fue uno de los asistentes a la proyección en el Cine
Napoleón y que el desfile de lanceros de la Reina formaba parte del repertorio
de películas exhibidas. Además de las noticias recogidas en el Diario de
Barcelona durante varios días distintos del año 1986, este testimonio que
Francesc Miquel i Badia nos ofrece confirma que esta película se proyectó en
dicho acontecimiento. Hay otras apreciaciones del creador de este extenso
artículo que parecen conectar directamente con el joven e intuitivo Picasso de
aquel momento: “(…) consideramos que la invención del cinematógrafo no se
reduce exclusivamente a un pasatiempo entretenido, a una diversión artística,
sino que (…) ha de servir en no pocos puntos de advertencia y de enseñanza a
los artistas perspicaces” (Miquel i Badia, 1896).
Curiosamente, este autor,
crítico de arte y defensor de la escuela realista, escribió en 1887 una
biografía de Mariano Fortuny, cuyo trabajo La batalla de Tetuán (1863) es para
Richardson un claro referente del joven Picasso. Toda la información recopilada en esta
dirección nos permite pensar que Picasso, además de acudir al cine Napoleón,
pudo asistir a experiencias cinematográficas en más lugares y de la mano de
otros pioneros del cine además de los Lumière que si bien eran de los más
importantes, no eran los únicos.
Existen numerosas referencias como exposiciones,
investigaciones y artículos que centran la mirada en los primeros años del cine
en España y en Cataluña y que nos ofrecen datos precisos sobre el Cinematógrafo
Napoleón. Según algunas fuentes, su fundación se la debemos a los hermanos
Antonio y Emilio Fernández “Napoleón” cuyo nombre procedía del razonable
parecido con este personaje (Palau i Fabre, 1980, p.117).
Otras fuentes indican que
el Cinematógrafo Napoleón fue obra del matrimonio
compuesto por Antonio Fernández Soriano y la francesa Anne Tiffon,
más conocida como Anaïs Napoleón, recibiendo este sobrenombre por el apodo de
su padre, peluquero de profesión, que había emigrado a Barcelona para labrarse
un futuro en este campo (García Felguera, 2006). De un modo u otro, el famoso Estudio
Fotográfico Napoleón se creó en el actual número 18 de La Rambla de Santa
Mónica, recibiendo allí a las personalidades más distinguidas de la época. Fue
en las lujosas dependencias de los Napoleón donde se realizó por primera vez
una proyección mediante el cinematógrafo de los hermanos Lumière, concretamente
el 10 de diciembre de 1896 (las fuentes consultadas entre las que se encuentran
tres diarios de la época coinciden con esta fecha, contradiciendo la que aporta
Richardson, 4 de diciembre de 1896).
Figura 6. 1985. Entrada del nuevo estudio de «Napoleón», en la rambla de
Santa Mónica números 17-19 (hoy 18).
Como indica La llegada del
cine a Barcelona y las primeras salas de proyecciones (1896-1900),
artículo también llevado a cabo por la
Historiadora del cine y profesora Palmira González (1995), en Barcelona ya
habían tenido lugar varias demostraciones con aparatos más rudimentarios antes
de la proyección celebrada en el Cine Napoleón, pero la exhibición efectuada
con el cinematógrafo de los Lumière sorprendió por la calidad de las imágenes
en comparación con “los temblores” que caracterizaban a las muestras
anteriores. La presentación del cinematógrafo Lumière que se realizó el día 10
de diciembre fue privada pero el 14 del mismo mes, se llevaría a cabo otra
abierta al público que duró quince minutos y consistió en la proyección de diez
películas cortas.
El día 8 de enero de 1897,
la casa Lumière dedicó una sesión a los miembros del Círculo Artístico, por invitación. Es posible que
Picasso consiguiera infiltrarse en la sala y presenciar esta exhibición o que,
movido por el revuelo que, sin duda, la misma debió provocar en los ambientes
artísticos e intelectuales, se empezara a aficionar al cine, si es que no lo
había hecho antes (Palau i Fabre, 1980, p.120).
La relación entre Louis y Auguste
Lumière y Barcelona era estrecha. Así lo demuestran algunos de sus primeros
trabajos en los que aparecen filmadas imágenes del puerto de Barcelona, así
como el establecimiento de nuevos lazos comerciales con los Napoleón, que
propiciaron la inauguración en 1898 del Cinematógrafo Lumière en un local de La
Rambla situado en la Avenida del Paralel. Esta sala
de proyecciones funcionó entre 1896 y 1906, debido a la rápida difusión del
cinematógrafo en la ciudad y a la proliferación de otras salas que aumentaron
notablemente la competencia.
Consideramos que es de una importancia
fundamental en el trabajo que nos ocupa, constatar el hecho de que biógrafos y estudiosos
de la vida y la obra picassiana tan importantes como Palau i Fabre, Pierre Daix, Pierre Cabanne o John
Richardson en cuyas biografías cuenta además con la colaboración de la experta
en Picasso, Marilyn McCully, mencionen en algunas de
sus publicaciones estos primeros acercamientos al cine por parte del artista
durante su juventud e incluso señalen directamente, como veremos más adelante,
la influencia del cine en obras
concretas a lo largo de distintos períodos.
Pierre Cabanne
(1982) señala específicamente a Sabartés como
compañero inseparable del artista en sus múltiples actividades juveniles, entre
las que se encontraba la asistencia al Cine Napoleón:
Sabartés se incorpora al ritmo barcelonés de
Pablo. (…) A menudo deciden lo que van a hacer
por la noche, pues Picasso detesta lo imprevisto. A veces se reúnen también con
algún otro amigo o van al café-cantante o a la Sala Parès,
que sigue siendo el único lugar en Barcelona donde puede verse pintura
contemporánea. Todos en banda van también a comer mejillones y beber en porrón
vino del país, en las tabernuchas de la Barceloneta, o bien entran en el
“Cinematógrafo Napoleón”, la gran novedad de la época (…). (p.170)
Figura
7. Pablo Picasso, 1900. Sabartés sentado (Museu
Picasso, Barcelona).
Josep Palau i Fabre (1990), en Picasso
cubismo, 1907- 1917, uno de los numerosos trabajos que dedica a analizar la
biografía y la producción artística de este creador, afirma con rotundidad en
la introducción a esta magnífica obra que “una de las fuentes más evidentes del
cubismo es el cine” (p.12). En esta misma introducción, el autor corrobora de
igual modo que lo hacen sus colegas, la asistencia de Picasso al Cinematógrafo
Napoleón, declarando que las visitas por parte del artista al cine en su
juventud supusieron mucho más que una mera anécdota. “No en vano había asistido
Picasso asiduamente a las sesiones del Cinematógrafo Napoleón, en Barcelona, a
partir de 1896” (p. 12).
Ciertamente la asistencia del joven
Pablo al cine Napoleón no fueron en vano. Para atestiguarlo Palau (1990) nos
ofrece dos ejemplos clave de la repercusión de este hecho en la obra del
artista:
Y si en su época azul vemos, como hemos
dicho otras veces, la influencia del cine mudo en tanto que captación de un mundo
ambiental interiorizado, a partir del cubismo es el lenguaje específico del
cine, su estructura sincopada, lo que es aprovechado. (p.12)
Que Palau, considerado una autoridad en
lo que respecta a estudios picassianos, reconozca con tanta claridad y sin ningún
tipo de duda en varios de sus trabajos, el hecho de que el cine influyó en el
surgimiento del cubismo contribuye a dotar a nuestra hipótesis de una validez
total, constatando que las cuestiones que aquí se plantean, poseen una vigencia
absoluta. De igual modo, las líneas de investigación que señalan la influencia
del cine en la etapa azul de Picasso nos resultan relevantes y son dignas de
mención en este apartado ya que, entre otros aspectos, la etapa azul se sitúa
como uno de los períodos que preceden al cubismo. El Catedrático de Historia
del Arte, Germán Ramallo Asensio (2001), habla en su artículo “Algunos
paralelos entre el cinematógrafo y la obra de Picasso. El Guernica y la luz
cinética”, sobre la influencia del cine en la época azul de Picasso, así como
sobre Cinematógrafo Napoleón. Para Ramallo, como ocurre con Palau y Cabanne, la atracción libre de ideas preconcebidas que
Picasso sentía por el cine se fraguó durante su juventud en Barcelona:
Su afición al cine se puede comprender
si se piensa que, en 1896, momento de presentación
en Barcelona del fascinante invento él tendría sólo 15 años y por ello estaría
libre de los prejuicios que pronto provocó en los más sesudos intelectuales. Se
sabe que en su juventud barcelonesa (…) también era asiduo al Cinematógrafo
Napoleón. (p.530)
Ramallo (2001) va más allá, vinculando
al artista malagueño con las películas de Méliès, y haciendo palpable que esta
atracción por el cine se vería ampliamente reforzada al trasladarse París:
“Luego, ya en París, en 1901 y con sus 19 años, pudo ver las maravillosas
propuestas de Méliès, con sus trucos y coloreados, así como el uso de los
virados (…)” (p.530).
A lo largo del mencionado artículo,
Ramallo establece también nexos de unión entre la cinematografía y obras
picassianas de épocas diversas, analizando cuestiones como la planificación
cinematográfica en los grabados Sueño y mentira de Franco de 1937, la
utilización por parte del artista de iconos posiblemente extraídos de películas
como El acorazado Potemkin (1925) o La passion de Jeanne D´arc (1928) o
la enorme influencia fílmica que posee la obra Guernica (1937), un asunto que
ha suscitado el interés de otros muchos estudiosos, propiciando la
investigación de la relación entre el cine y esta obra desde diferentes
perspectivas.
Resulta igualmente significativo
comprobar que, a pesar de los indicios y testimonios existentes no se han
desarrollado hasta el momento estudios lo suficientemente profundos que se
dediquen a recopilar y poner en valor las referencias a las que aludimos,
siendo, por lo tanto, uno de los objetivos principales de nuestra
investigación, llevar a cabo esta labor. Natasha Staller
ya en 1989 hacía referencia a la falta de atención por parte de los
historiadores acerca de la relación entre el cubismo de Picasso y el cine en su
interesante artículo Méliès ‘Fantastic’ Cinema an the Origins of
Cubism,
publicado en Art History, XII, nº
2. Este artículo posteriormente fue desarrollado por la autora en un magnífico
libro que hemos tenido muy en cuenta a lo largo de nuestra investigación: A Sum of Destructions:
Picasso´s Culture & the
Creation of Cubism, de 2001. Posteriormente la Fundación Pablo Ruiz
Picasso en colaboración con el Ayuntamiento de Málaga, lo incluyó traducido al
español por Maite Cirugeda en el libro Picasso: cine
y arte, publicado en 2011, al que hemos tenido acceso.
Algunos historiadores, en particular
del cine y la cultura, han observado que compartían un mismo interés por la
simultaneidad y, en general, una sorprendente similitud entre las superficies
centelleantes de las pinturas del monocromático cubismo analítico y el titileo
de las imágenes a menudo monocromáticas de las primeras películas, realizadas
con unos proyectores poco firmes que se sostenían con las manos. Pero pocos han
sido los historiadores del arte que han
tratado esta cuestión. (Staller, 2011, p.126)
En el catálogo de la exposición
Picasso, Braque and Early Film in Cubism
(2007) que destacamos en la introducción como uno de los antecedentes de esta
investigación, Bernice B. Rose comenta las apreciaciones de Richardson y Palau
en cuanto a la relación entre Picasso y el cine en estos años iniciáticos.
Parece que Rose no se muestra del todo de acuerdo con Richardson cuando éste
interpreta que Picasso situó al mismo nivel la influencia que pudiera
proporcionarle el cine con la que se desprendiera del contacto con obras de
grandes maestros de la época como Fortuny. Sí que da por válida la estimación
del autor en cuanto a que considera que Picasso asimiló el cine como una fuente
legítima desde el primer momento y a pesar de que menciona justamente la apreciación de Palau
que afirma que Picasso y Pallarés acudían al Cine Napoleón con frecuencia, la
autora piensa que las películas que pudiera ver el artista malagueño en esta época
no jugaron un papel formal en su arte ni en sus primeras obras.
(…) according
to Josep Palau y Fabre, Picasso, and his friend Pallares were instant cinéphiles,
going “as often as possible to the Cinematográfico Napoleón”-film, as such, played no formal role in his
adolescent Symbolist-based art, nor in his first mature paintings. (Rose, 2007, p. 39)
En una consulta realizada a Magdalena
Gual Pascual[1],
Conservadora de pintura, dibujo, escultura y cerámica del Museo Picasso
Barcelona, pudimos constatar que hoy por hoy no existe constancia documental de
la asistencia de Picasso al cine Napoleón. No obstante, y aunque nos señaló que
ella no ha investigado este tema concretamente, si
que nos facilitó amablemente datos valiosos que han sido tenidos en cuenta en
esta investigación y que trataremos más adelante.
A pesar de la confirmación de Magdalena
Gual sobre la inexistencia de documentos que prueben la asistencia de Picasso
al Cinematógrafo Napoleón en su juventud, no podemos rechazar o descartar por
completo los testimonios aportados por los diversos biógrafos y estudiosos de
su obra. Por una parte, nos encontramos con el hecho de que este dato preciso
se repite en todas las biografías a las que hemos accedido y consultado, y por
otro, sabemos fehacientemente, porque en este caso sí existe constancia
documental, que la mayoría de los autores que han desarrollado estas biografías
compartieron tiempo y numerosas vivencias con Picasso entre las que se
encuentran entrevistas y conversaciones para la realización de sus obras. Tal
es el caso de Roland Penrose, Pierre Cabanne, Pierre Daix, Palau i Fabre o John Richardson.
Por citar ejemplos concretos podemos
mencionar la autobiografía de John Richardson, El aprendiz de brujo. Picasso,
Provenza y Douglas Cooper (2001), en la que narra, entre otros muchos
acontecimientos, la relación de amistad que mantuvo con Picasso y su última
esposa Jacqueline hasta la muerte el pintor y posterior suicido de ella. ” Para escribir estas memorias me he basado en notas que
tomé cuando visitaba a Picasso o a Braque (...)” (Richardson, 2001, p.11);
“Pablo Picasso y su esposa Jacqueline, me brindaron en vida todo el apoyo
necesario para la realización de este proyecto; me siento profundamente en
deuda con ambos” (Richardson, 1991, p.7).
En esta misma dirección y acudiendo a
las menciones concretas que se hacen en las obras de estos autores sobre el
Cine Napoleón, Palau i Fabre en Picasso Vivo, 1881- 1907, nos confirma que
Picasso recordaba y hablaba del Cine Napoleón:
En todo caso, él mismo (refiriéndose a
Picasso) nos ha evocado este “Cinematógrafo Napoleón, insistiendo en que lo
frecuentaba cuando podía, con la mayoría de sus amigos barceloneses, pero sobre
todo con Manuel Pallarès. Más adelante (a partir de 1899), nos ha confirmado,
asistirá muy a menudo con los hermanos Ramón y Cinto Reventós. (Palau i Fabre,
1980, p.120)
Retomando, por otro lado, las
apreciaciones que hace Bernice B. Rose, en las notas que completan sus
postulados en el catálogo de la exposición Picasso, Braque and Early Film in Cubism (2007),
observamos que la autora echa de menos que Palau i Fabre no vaya más allá en
sus investigaciones en cuanto al binomio “cine-cubismo”. A continuación, destaca que el artículo de
Natasha Staller, surgiera un año antes del libro de
Palau al que se refiere. En su trabajo Méliès ‘Fantastic’ Cinema an the Origins of
Cubism
(1989), Staller ya había hablado de esta idea,
explorando más ampliamente la relación entre Picasso y el cine e incluyendo
numerosos datos y referencias. Entre estas aportaciones no menciona
concretamente el Cine Napoleón ni valora la influencia del cine en la obra temprana
de Picasso, pero sí habla de la proyección de las películas de Méliès en
Barcelona y da crédito a las opiniones que señalan que Picasso conocía el cine:
Picasso, como el resto del mundo,
estaba enterado de la existencia del cinematógrafo
antes de pintar sus primeras obras cubistas. Los hermanos Lumière habían
enviado un operador proyeccionista
a Barcelona seis meses después de la primera proyección en París, y en la
Ciudad Condal seguían proyectándose películas, entre ellas las de Méliès. (Staller, 2011, p.125).
Examinando exhaustivamente la nota de
Rose sobre Palau i Fabre y acudiendo a la fuente original, descubrimos que
Palau (1990) menciona a Cassou como el primero en
hablar de simultaneidad en el cubismo: “Jean Cassou
fue el primero en señalar que la simultaneidad era una de las características
del cubismo. (Cassou: Prólogo a la Exposición del
Cubismo, París, 1975.)” (p.12).
Posiblemente Palau pudiera haberse
mostrado abierto a incluir estas nuevas ideas en Picasso cubismo, 1907- 1917
tras conocer las consideraciones de Cassou y de Staller, o tal vez llegara al mismo punto que Staller un año antes, sin conocer su artículo. Lo que, si
apreciamos, volviendo a examinar los primeros capítulos de este trabajo de
Palau, es que, aunque en su preámbulo añada una mención específica para situar
al cine en un lugar destacado como influencia del cubismo, en los apartados que
dedica a desglosar y analizar las etapas y obras anteriores al cubismo, estas
referencias al cine no se hacen extensibles con la misma pasión ni relevancia.
A lo largo de los tres primeros
capítulos concretamente encontramos dos referencias al cine. En una de estas
apreciaciones llevadas a cabo por Palau, se establece una relación entre
cinematografía y cubismo apelando simplemente al carácter innovador de ambos
inventos. ”En este sentido, era un arte joven y de
anticipación, de la misma manera que el cine, con todo y haber nacido en
Occidente, llegó a parecer proveniente de Hollywood” (Palau, 1990, p.35). Aunque nos resulta una consideración algo
forzada, intuimos la voluntad de Palau por incorporar esta corriente de
pensamiento en el relato.
La otra referencia hallada sin embargo
nos parece determinante. Al describir la obra La Vida, de 1903, Palau
(1990) nos habla de una simultaneidad en la obra que bajo su punto de vista “es
más temporal que espacial”. Afirma que Picasso, para representar las diferentes
edades del hombre, acude a “la discontinuidad espacial” y compara obra con una
pantalla de cine. “Un cuadro, dentro de un
cuadro, que parece una pantalla de cine (...)” (p.35).
Figura 8.
Pablo Picasso, 1903. La vida. (The Cleveland
Museum of Art).
Así mismo, contribuye a reforzar
nuestra teoría, la estimación que hace el autor en tanto en cuanto habla de
“planos cinematográficos” en el cuadro y de la inserción del concepto de
“tiempo” en el espacio bidimensional del cuadro.
(...) nos habla de una etapa
de la pareja humana diferente de la que nos es ofrecida en primer plano, y esta etapa diferente nos es
explicada en un espacio de tela diferente. Tiempo y espacio son correlativos, se involucran, son creados en la misma
obra. (Palau, 1990, p.35)
2.
Conclusiones
A la luz de las referencias aportadas,
John Richardson se sitúa como uno de los principales autores
en cuyas obras, aunque sea de manera
tímida, se toma más en consideración la estrecha relación entre Picasso y el
cine, con alusiones a este tema en sus narraciones de la biografía del artista,
desde su temprana juventud hasta sus últimos años de vida. La lectura y el
examen de sus escritos, que incluyen una sucesión de comentarios y referencias
concretas y detalladas, contribuyen a fortalecer la idea de que Picasso de un
modo u otro, siempre estuvo ligado al cine.
Creemos que, para este autor al igual
que ocurre con otros autores, el vínculo que se establece entre el cine y
Picasso es importante y es digno de ser tenido en cuenta, no solo como una afición
que mantuvo durante toda su vida sino como una fuente más de la que se nutrió
para sus trabajos artísticos. En esta línea, Richardson lo pone de manifiesto
por primera vez en Picasso. Una biografía 1881 – 1906: “Como Picasso y Pallarès
iban muy a menudo al Cinematógrafo Napoleón, no parece probable que el futuro
cinéfilo se perdiese aquella experiencia nueva y sensacional” (Richardson,
1995, p.79).
A nuestro modo de ver, este primer
comentario se transfigura como una declaración de intenciones en la cual, el
autor nos desvela su opinión con respecto a la incógnita que estamos tratando
de despejar en este trabajo. Para Richardson, la respuesta en cuanto a la
influencia del cine en la obra de Pablo Picasso es afirmativa. Richardson es
uno de los autores que nos ofrece más claramente indicios sobre lo que
considera influencias concretas de determinadas películas en la obra temprana
del pintor y aporta, tanto en su autobiografía como en la biografía que dedica
a Picasso, referencias concisas sobre películas que pudo visionar el artista
durante su juventud y a lo largo de toda su vida, así como obras que podría
haber realizado contando, durante su concepción, con estas experiencias
cinematográficas. Como ejemplo representativo, hemos visto el caso concreto del
boceto Escena bélica fechado en 1896, posiblemente
inspirado en determinadas películas que se proyectaron en el Cinematógrafo
Napoleón a las que pudo asistir el artista aún muy joven junto a amigos como
Pallarès y Sabartés.
Este autor, sin embargo, no es el único
que menciona en sus obras la asistencia de Picasso al cine ya en su primera su
juventud. Como hemos visto en el artículo, recogen datos sobre la asistencia de
Picasso al cine Napoleón de Barcelona otros biógrafos como Pierre Cabanne y Palau I Fabre. Además de hablar del Cinematógrafo
Napoleón, Palau I Fabre afirma en la introducción de su libro Picasso Cubismo.
1907-1917 (1990) la clara influencia del cine en el surgimiento del cubismo.
Así lo señalan también en sus trabajos otros autores como Pierre Daix o Natasha Staller.
Staller, por su parte, da crédito a las
teorías que apuntan a que Picasso conocía el cinematógrafo antes de irse a
París, ya que en Barcelona comenzaron a hacerse proyecciones tan solo unos
meses después de que los Hermanos Lumière mostraran al mundo su nuevo invento
en la capital francesa. Además, en sus investigaciones, Natasha Staller explora ampliamente el influjo del cine de Méliès
en la obra de Picasso, concretamente en su producción cubista. El hecho de
considerar la hipótesis de que el cine pudo influir ya en las primeras obras de
juventud que emprendió Picasso, nos lleva a considerar del mismo modo, otras
teorías en las que se contempla el impacto del cine en el surgimiento y
desarrollo del cubismo.
En cuanto a los indicios que unen el
surgimiento del cubismo con determinados acontecimientos cinematográficos, y a
los nexos existentes, entre la cinematografía y Pablo Picasso desde una edad
temprana, podríamos mencionar otro hecho interesante. Al
parecer, Pablo Picasso y Georges Braque quisieron llevar a cabo una película
durante los años previos al estallido de la guerra. Aunque finalmente, y según
las fuentes consultadas, se quedó en una tentativa, nos ha sorprendido
enormemente encontrar alusiones a este proyecto cinematográfico que los
precursores del cubismo supuestamente pretendían emprender.
Fernández Cuenca (1971),
habla de esta película no realizada en las primeras páginas de su libro y
aunque constata la poca precisión de las fuentes, aporta la referencia de la
publicación que da cabida a esta información:
En un artículo de la
revista “L´Age du Cinéma”
(número 6, pág. 8) se ha dicho, aunque sin precisión de fuentes, que en
vísperas de la primera guerra mundial pensaron Picasso y Georges Braque — su más asiduo compañero de
aquella época—, hacer un filme cubista.
(Fernández Cuenca, 1971, p.20)
Por su parte, Agustín Gómez
Gómez, profesor de la Universidad de Málaga, en su
artículo “Experimentos cinemáticos. René Clair vs Fernand
Léger” (2011) hace referencia también a esta película
nunca filmada, aportando una fuente distinta a la mencionada por Fernández
Cuenca. Señala que “hay una referencia de que en 1912 Picasso estaba pensando
en hacer una película, o experimento para la representación del movimiento” en
el libro The cubist cinema
(1975) del historiador del arte y artista de cine, Standish
Lawder (Gómez Gómez, 2011,
p.35).
No encontramos alusión a
estas referencias que mencionan Fernández Cuenca y Gómez Gómez,
en las notas que acompañan a los textos que se incluyen en el catálogo de la
exposición Picasso, Braque and early film in cubism (2007), ni tampoco
se menciona nada sobre las pretensiones por parte de Picasso y Braque de hacer
una película, en Picasso and Braque go to the movies
(2008). Sin embargo, Fernández Cuenca, vuelve a mencionar este hecho una
segunda vez, aunque sin dar demasiado crédito a las afirmaciones recogidas en
el número 6 de “L´Age du Cinéma”,
presuponiendo que las intenciones que tuvieron Picasso y Braque de hacer una
película, “no pasarían de una charla de café” (Fernández Cuenca, 1971, p.22) y
considerando la historia como una mera anécdota sobre la que pudiera haber sido
la primera “alusión cinematográfica a Picasso” (Fernández Cuenca, 1971, p.22).
Las diversas menciones sobre el intento, por parte de Picasso y
Braque, de hacer una película cubista, nos dan pistas sobre lo importante que
podía llegar a ser el nuevo medio cinematográfico para ambos, dos jóvenes y
modernos artistas que estaban justo en aquel momento inventando un nuevo
sistema de representación artística. No es descabellado pensar que, siguiendo
el curso de sus investigaciones cubistas, además de pintar, desarrollar
innovadoras construcciones o hacer collages, quisieran, también filmar
películas.
Parece ser que el artista
Léopold Survage también intentó hacer una película, a
partir de varias obras abstractas que pintó y que pretendía animar con
proyecciones cinematográficas, para tratar de añadirles movimiento y que éstas,
transmitiesen distintos efectos y sensaciones.
Recordemos que, durante los años previos a la primera guerra
mundial, los años del cubismo, Picasso y Braque se relacionaban frecuentemente
con muchos artistas, entre los que se encontraba Survage;
en lugares como las veladas que organizaba la poeta, artistas y crítica de
arte, Hélène d´Oettinge, quien estaba unida a Léopold
por una gran amistad. Existen numerosas referencias recogidas en exposiciones y
publicaciones dedicadas a Hélène d´Oettinge y su
inseparable compañero Serge Férat en las que se
reflejan anécdotas y datos biográficos que vinculan estrechamente a Picasso con
Hélène, Férat y también con Survage.
La obra de Giorgio de Chirico titulada Picasso cenando con Serge, Hélène y
Léopold Survage (1915) es otra prueba más de la
relación de amistad que unía a Picasso con estos creadores. La constatación de
las numerosas conexiones existentes entre Picasso y Survage,
nos lleva a pensar que quizá, los precursores del cubismo estuvieran al tanto
de los experimentos cinematográficos que Survage
pretendía realizar y que, igualmente, Léopold Survage
también se habría hecho eco de las intenciones que tenían Braque y Picasso de
hacer una película cubista.
Quizá no habría existido este intento cinematográfico por parte de
Picasso y Braque si ambos no se hubiesen interesado por el cine desde su
juventud, en el caso del artista malagueño, desde una edad muy temprana, en
Barcelona. Probablemente estas primeras vivencias cinematográficas que pudo
experimentar Pablo Picasso en el Cinematógrafo Napoleón de Barcelona, donde
comenzó a convertirse en cinéfilo y posteriormente en París, ciudad en la que,
según nos señalan algunos autores como Fernández Cuenca (1971), planificó
incluso realizar junto a Braque, una película; pudieron incitar al pintor a
explorar nuevos modelos de representación más conectados con los avances
tecnológicos de su época, como el cinematógrafo, indagaciones que terminarían
materializándose en el movimiento cubista.
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University Press.
BIO
Laura
Franco Carrión
En
el ámbito poético ha sido ganadora en 2016 del X Premio de Poesía Antonio Gala,
reconocida con el primer premio de Ucopoética
en 2014 publicando en la Editorial La Bella Varsovia Todo principio. Poetas
ganadores de Ucopoética 2014; el accésit en
el programa de creación del INJUVE con el poemario Cuadernos de Holanda en
2011 o el Primer Premio de poesía de la Universidad de Málaga en 2010. Ha
obtenido becas de la Casa de Velázquez de Madrid en 2013, de la Fundación
Antonio Gala para jóvenes creadores durante el curso 2011-2012 y de la
Fundación Rodríguez Acosta en colaboración con el programa Iniciarte durante el
verano de 2011. También premiada con la adquisición de obra en la III Edición
del Certamen fotográfico de creación universitaria andaluza Contempoarte
2011. Lleva varios años participando en diferentes muestras artísticas como
la exposición Felicidad Museística Sala Iniciarte Málaga 2015; la Jornada
de puertas abiertas de la Casa Velázquez de Madrid en 2014, las
exposiciones de finalistas del Málaga Crea en 2014 y 2013 en el Centro
de Arte Contemporáneo de Málaga o la exposición del Certamen Andaluz de Artes Plásticas
Desencaja 2012. Actualmente reside y trabaja en Madrid como profesora de
Artes Gráficas y realiza una tesis doctoral sobre cubismo y cinematografía.